jueves, 19 de enero de 2012

Animales que sanan a

Los médicos, enfermeros, técnicos de laboratorio y profesionales sanitarios, cuentan con el desconocido apoyo de una verdadera legión de ‘auxiliares’ y ‘colaboradores’ en su ardua tarea de curar las enfermedades y reparar las lesiones: los animales e insectos aportan sustancias y herramientas terapéuticas.

Cada vez más expertos están solicitando a las autoridades sanitarias que se extienda el uso de larvas de mosca para curar las infecciones, gangrenas y úlceras, porque estas criaturas son capaces de limpiar una herida 18 veces más rápido que los tratamientos farmacológicos comunes.

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Alternativa eficaz. En algunos casos, la ‘terapia larval’, que se usa en el Reino Unido, Israel, Suiza y Alemania, puede ser una alternativa más eficaz y económica que los antibióticos, y se aplica en heridas infectadas sin problemas, según el doctor José Contreras Ruiz, del Hospital General Dr. Manuel Gea González (México) y pionero en América Latina de esta técnica que se emplea en México, Colombia, Argentina y Chile. Según el dermatólogo mexicano, las larvas de la mosca Lucilia Sericata o “mosca verde” se colocan en una red de nylon en la herida durante dos o tres días e ingieren la carne infectada, matando las bacterias y estimulando el crecimiento del tejido sano.

Entre las desventajas de la 'larvaterapia' figuran que se dispone de poco tiempo para aplicarla, porque las larvas se convierten en moscas en tres días, así como el rechazo psicológico que este método puede ocasionar en el paciente y el profesional sanitario.

No obstante -según el doctor Contreras Ruiz- las ventajas compensan con creces estos inconvenientes, ya que "la selectividad y rapidez con que trabajan las larvas, comiendo todo lo que está muerto y dejando intacto el tejido vivo, permiten una limpieza profunda de la herida".

Insectos voladores anti-malaria. Por otra parte, científicos de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, han desarrollado una variedad de mosquitos con sus genes modificados artificialmente, lo cual ha hecho que esos insectos sean resistentes a uno de los tipos de parásitos causantes de la malaria, una enfermedad que acaba con la vida de millones de personas cada año.

Los mosquitos modificados genéticamente se alimentaron de sangre de ratón contaminada, pero su organismo fue capaz de combatir la dolencia, además de ser más fértiles y sobrevivir mucho más tiempo que los mosquitos normales.

Ello les supone a los insectos transgénicos una ventaja sobre los no modificados, según los autores del estudio, que adelantan que “el próximo paso es crear un mosquito Anófeles resistente al parásito de la malaria que afecta a los seres humanos” y ver el modo de introducirlos en el medio ambiente natural.

Según Marcelo Jacobs-Lorena, uno de los científicos participantes en el estudio, dirigido por el doctor Jason Rason, los mosquitos se alimentaron de la sangre de ratones infectados con el parásito P. berghei, uno de los que causa la enfermedad. El principal parásito que ocasiona la malaria en las personas es el Plasmodium falciparum, del que es portador la hembra del mosquito anofeles y que es responsable del 80% de las infecciones y del 90% de las muertes por esta dolencia.

Baba de caracol. Por otra parte, algunos dermatólogos avalan la eficacia de los productos elaborados con la secreción antioxidante del caracol.

La ‘baba’ de este molusco, resulta útil para regenerar la piel envejecida o dañada por las radiaciones solares, agresiones ambientales, quemaduras o marcas de acné, siempre que su composición y procesamiento reúna ciertos requisitos.

La clave

Formación de colágeno

Sus compuestos estimulan la formación de colágeno, elastina y componentes dérmicos que reparan los signos del fotoenvejecimiento, y minimizan el daño generado por los radicales libres que envejecen la piel prematuramente”, señala la dermatóloga María José Tribó-Boixareu, del Hospital del Mar de Barcelona. Pero para que tengan estas propiedades, los productos deben provenir de la baba que el caracol “cryptomphalus aspersa” segrega ante estímulos como radiaciones o estrés mecánico, y no de la que desprende al desplazarse. “La secreción del cryptomphalus aspersa, obtenida en estado de estrés es muy rica en proteínas y polisacáridos, responsables de su actividad regeneradora, y nada tiene que ver con la baba que el caracol segrega durante su desplazamiento, carente de actividad biológica y cuya única función es permitir su movilidad”, explica la doctora Ana Aliaga.



Fuente: Periodico Hoy

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